De las ventajas de ser invisible...


"We accept the love we think we deserve"

Comencé por leer el libro antes de ver la película, y aunque esto suele resultar trágico porque normalmente es muy difícil que uno logre incluir la esencia del otro, en este caso el paso de la pantalla de mi tablet a la pantalla de cine no fue nada amargo, ya que el mismo autor del libro (Stephen Chbosky) fue quien escribió el guión y dirigió la película. 

El libro es maravilloso, después de leer las 50 sombras bla bla bla, uno agradece con el alma poder leer letras simples, con conocimiento del lenguaje, con fondo y forma.

El tema podría parecer una gringada, los típicos adolescentes noventeros que se enfrentan (como alguna vez nos enfrentamos todos) a la preparatoria con sus mieles y hieles. La idea general no es tan original como la forma de contar la historia. Chbosky toca al lector (y al espectador) en algunas de sus zonas más vulnerables: la emoción, el recuerdo y la melancolía por lo que fue.

Hace unos días hablaba con alguien muy querido sobre 3 cosas que, desde nuestro punto de vista, definen la personalidad de los jóvenes: la familia, las orillas y la autenticidad; esta película bien podría resumir esas 3 cosas en 3 maravillosos personajes principales.

El amor, la amistad, las lealtades, las inseguridades, la confrontación con la realidad, las primeras pérdidas de la inocencia, ese contexto en el que uno puede serlo todo y al mismo tiempo sentirse nada porque para ese momento no se tiene claro ni quién eres ni para dónde vas, ese momento en el que puedes sentirte "infinito" porque no sólo estás descubriendo quién eres tú, si no de qué está hecho el mundo.

Yo confieso que lloré durante mínimo la cuarta parte de la película porque en lo que a películas se refiere suelo ser la más grande chillona, porque si algo me toca, ya valió madres y lloro como no logro llorar en la vida real, pero esa... es otra historia. Yo no sé si ustedes vayan a llorar, pero sé que es muy probable que salgan del cine añorando un poco la inocencia y despreciando un poco la predisposición que muchas veces nos regala el volvernos "adultos"

Que el siguiente fragmento funja como sinopsis y los invite a sentarse casi dos horas a recordar teniendo un maravilloso soundtrack de fondo:


Comentarios

  1. Hola.

    Apenas vi la peli. No me había animado porque me parecía que encontraría alguna historia infumable de amor (tipo crepúschurro), pero no, me pareció sumamente entrañable, y si bien, como comentas, no presenta nada nuevo de forma, en el fondo el escritor/director logra tocarnos a todos de alguna manera. Me pareció muy del estilo de Vírgenes suicidas, pero un poco de menos drama jaja.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Jonathan,

    Es una película sorprendente porque creo que todos esperábamos justo lo qe tú dices.

    Y si en cine te pareció emotiva, quizá quieras leer el libro mientras escuchas el soundtrack de la película =)

    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Hola, soy yo de nuevo. Ya leí el libro, y sinceramente me decepcionó un poco. Es que, creo, la peli dejó una vara muy alta para medir. Además no se si la edición que tu leíste tenía la misma traducción, pero en la mía de repente encontraba frases como "ese pendejo andaba bien pacheco" o "bien pinche loco", etc. No tengo nada contra el hecho de que traduzcan con tanta libertad (y literalidad), ya que se ha vuelto común en el cine, pero en un libro sí me brincó un poco. Como sea, sí logra mover algunas cosas y es bastante bonito, y si uno lo lee teniendo en mente el soundtrac, es mucho mejor (esa escena a toda velocidad con los Heroes de Bowie, pfff!!).

    Saludos :)

    ResponderEliminar
  4. Hola Jonathan,

    Fíjate que yo leí la versión en inglés. Generalmente prefiero leer en el idioma original porque por lo general las traducciones suelen causarme el mismo efecto que a ti.

    Gracias por leerme a mi también ;)

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Chocolates!

Mi foto
Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.