De comer, rezar y soltar Parte III (Y última)
...Y así me amaneció en la ciudad de Oaxaca en horario pero no en forma. Llegué a la terminal a eso de las 6am, cuando aun parecía de noche y sin tener ni idea de donde estaba ni de donde encontraría un hotel. NOTA MENTAL: Nunca pidas recomendación a un taxista. Recuerdo que al subir le dije que buscaba un hotel céntrico que no fuera muy caro. Supe que no era la persona indicada para recomendar cuando al primero que me llevó le parpadeaban unas luces neón con las letras "Hotel" afuera. Finalmente me dejó en uno que dado el cansancio y la hora no me pareció tan mal. Lo único que quería era aterrizar en una cama y esa misma urgencia me hizo pagar dos noches por adelantado: Error.
No fue sino hasta el otro día que me di cuenta cuan feo estaba el hotelucho, cuan lejos del centro y cuan cerca de la zona de Oaxaca a la que me habían recomendado no acercarme. Así que salí a hacer scouting para moverme de ahí lo antes posible. Cabe señalar que antes de salir le dije a la recepcionista que no me quedaría las dos noches y que quería el dinero de una de regreso a lo que respondió que sólo me lo podía devolver el dueño y que el llegaba hasta en la tarde...
Juro que no sé que magia me acompaña en los viajes que hago sola, pero me topé con un hotel que cubría las 3 Bs. y además estaba a media cuadra del centro. No conforme con esto, el dueño me hizo un descuento del 20% porque en Oaxaca ciudad, tampoco había mucha gente.
Así que volví al hotelucho por mi maleta y mi dinero. La recepcionista había desaparecido y en su lugar había un tipo malhumorado al que le pregunté por el dueño y que nada amablemente me contestó "No hay ningún dueño". Primero por las buenas pedí mi dinero, pero ya cuando se me puso al brinco diciendo que no podían hacer devoluciones, me salió el diablo. 20 min después salí de ahí con la 2a noche devuelta.
De Oaxaca ciudad ya he hablado en la primera parte de esta historia. Sólo me faltaría agregar que de los tours que hice, Monte Albán me pareció colosal. Mitla tiene lo suyo, la fábrica de mezcal es un must y la visita a las comunidades textiles es interesante, pero me quedo con Zinacantán, Chis.
Viajé de Oaxaca a San Cristóbal en uno de esos camiones ADO Platino que la mera verdad y para viajes largos, son altamente recomendables. Para empezar la faroleada, tienen su propia sala de espera "VIP"; ya en el camión, los asientos son tipo reposet con suficiente espacio entre ellos, las televisiones son individuales y uno puede escoger entre varias películas, videos y canciones. Muy, muy recomendables. Además este último viaje en camión lo recuerdo con cariño porque sentía que ya iba a casa, aunque en realidad no.
Yo sabía lo que implicaba el regreso a San Cristóbal; quizá en otra entrada de blog ahonde más en el tema, pero la última vez que había estado ahí fue un diciembre para brincar del 2008 al 2009. Más allá de todo y para los que no lo sepan, siento un enamoramiento inexplicable por ese lugar, pero esta visita en especial me llevaba de la mano a cerrar ciclos.
Mismo hotel, misma tarifa y lo que si no esperaba, misma habitación. Si quería catarsis, me había sido concedida en contexto. Eso y un buen café de los portales me llevó a redactar un mail de esos que, siendo honesta, ya no me salen tan fácilmente. A eso de las 9 de la noche y cuando estaban casi a punto de cerrar, llegué al café internet que me cobra $5.00 la hora y puse las letras en camino a su destino. Una hora después, mi bandeja de entrada tenía noticias y esa frase de "Si no acaba bien, no ha terminado" tomó sentido y aquella historia por fin terminó. Al otro día me cambié de hotel.
En San Cristóbal me dediqué más bien a reconocer. Caminé por esas calles que acaban siempre en verdes cerros, me senté en las bancas, unas veces a leer y otras simplemente a observar el confetti de gente. Tomé mucho café y fui al teatro 3 veces y por $20.00 cada ocasión. Por supuesto que comí una pizza en "El punto" con su respectivo tinto. Me topé con un nuevo andador, con nuevos negocios y entre ellos la "Pastelería Oh lala" que por supuesto es de un francés que encontró, como muchos otros, en San Cristóbal un lugar para existir. ¡Simplemente magistral! y hay que dar gracias a las deidades porque no morí de un coma diabético en su local. Si quieren deleitarse aunque sea visualmente, visiten su página http://www.facebook.com/pages/Oh-La-La-Pasteleria-Francesa/292474181338?v=photos y de ir a San Cristóbal, no dejen de pasar a deleitarse en vivo.
Y así llegó el fin de ese viaje. Ya en la terminal esperando la camioneta que me llevaría al aeropuerto de Tuxtla, haciendo el recuento y sintiéndome la Julia Roberts mexicana, pensé que a esta versión pirata de esa película sólo le había faltado su Bardem. Al subir a la camioneta me di cuenta que sólo éramos dos personas y ese otro empezó la plática preguntando: "¿Qué hora teneis?"; Aunque ustedes no lo crean...
Wow, pues como que me quedaron preguntas en el aire, pero eso ya sería excavar en tu vida privada, Jeje, espero ahora la narración de Chiapas, lugar que muero por conocer ! Saludos-Pilar Camacho
ResponderEliminarUsted pregunte sin miedo. Un abrazo, Pily!
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