De comer, rezar y soltar... PARTE II

...Continuando con lo que viene siendo la crónica de aquel viaje, les comparto la ruta seguida:

DF-Huatulco-Mazunte-Zipolite-San Agustinillo-Puerto Escondido-Oaxaca-San Cristóbal de las Casas

Del DF a Huatulco viajé en avión. De Huatulco a Mazunte, Zipolite y San Agustinillo primero en un camión (en donde la única "no nativa" era yo y al que además se me ocurrió subirme en vestidito y chanclas) Llegué tarde y fui la última en subir. Quisiera tener una fotografía de las caras de los que subieron antes que yo. Yo, mi mochilota (más bien la mochila que me prestó la Flak) y mi "look" de turista... Priceless. Para redondear mi suerte, el camión iba como "alma que llevaba el diablo". Opté por treparle al ipod y "adherirme" al asiento.

Las carreteras de Oaxaca son tristes, llenas de una pobreza extrema que se hacía aun más visible después de las tremendas lluvias que azotaron el estado. Quienes ahí viven, son verdaderos guerreros.

Y hablando de otro tipo de guerreros, hablaré también de las tortugas. Mis respetos totales porque desde antes de nacer, su vida pende de un hilo y porque para variar, su enemigo más fuerte es el hombre. Aplausos al tortugario de Mazunte por protegerlas y demostrarle a sus habitantes que cazarlas no era la mejor opción.

En fin... el resto del camino a Mazunte y Zipolite sucede en una camioneta de redilas con techo y bancas improvisadas en donde me topé con un españolito que me indicó como llegar a Mazunte. Cuando se bajó en Zipolite pensé: "Madres, es posible que si nos volvemos a ver, sea en pelotas". Sí, eso pensé.

Claro que estaba yo un tanto equivocada. Zipolite estaba desierto. El español debe haber sido parte de mi imaginación y parte de mi imaginación fue también el hecho de que me toparía con una playa nudista. No, no es lo mismo una playa nudista que una playa desnuda de turistas y en este caso, me tocó la segunda opción.

Lo cierto es que tanta soledad y tanto silencio me sirvieron para leer y escribir, pensar, caminar, y la mezcla de todo eso, me licuó los recuerdos. Esa parte no estuvo nada mal.

Salí de Mazunte un día por la mañana sabiendo que me dirigía a Puerto Escondido pero sin tener la más mínima idea de cómo llegaría. Las chavillas del hotel en que me quedé me dijeron que tomara un taxi colectivo hasta el cruce con la carretera y que ahí pasaría el autobús que me llevaría a Puerto. Y así tal cual sucedió, sólo que en lapsos de tiempo que me dejaron 30 min parada "in the middle of no-where". La Gonsen, su mochila y la carretera adornada con una pueblerina tienda de abarrotes; ese era el retrato.

Total que el viaje en carretera fue similar al anterior: curvas, velocidad y paisajes contrastantes.

Finalmente, Puerto me recibió con un poco más de turistas, unas buenas tlayudas y unos necesarios y urgentes "Ojos rojos". Ahí vi delfines y tortugas en un paseo en lancha que me costó $100 y no $500 nomás porque me metieron de agregada cultural al paseo de unos estudiantes de la Universidad de Oaxaca que ya en tierra mandaron a su profe a "invitarme" algo de tomar; cosa que no sucedió.

Nuevamente atemporal en cuanto al turismo, la temporada de surfistas empezaba un par de días después de que partí... Carajo. Puros tacos de tasajo y nada de tacos de ojo.

Siguiente parada: Oaxaca, Oax.

Yo confieso que tuve un mini ataque de pánico en la terminal de PE porque me dijeron que las dos carreteras que podían sacarme de la costa Oaxaqueña estaban igual de peligrosas gracias a las lluvias. Yo iba a viajar de noche y por primera vez sentí miedo y empecé a Googlear cosas como "Accidentes carreteros ADO Puerto Escondido" nomás para averiguar la frecuencia con que sucedían, como si eso me fuera a salvar o a condenar. ¿Qué quieren? a veces el miedo saca a pasear a los demonios.

No había opciones, o me subía al camión o me tiraba a llorar al suelo de la terminal; situación que de haber sucedido,  igual me hubiera llevado a subirme a un camión tarde o temprano.

Por fortuna me tocó al lado una chava que venía llore y llore porque después de años de vivir en Puerto, se iba a Australia a vivir con su nuevo marido de importación. Me enseñó sus tarjetas de despedida y lloró fácil las primeras dos horas del viaje. Me hizo pensar que siempre hay alguien con más miedo y así me quedé dormida hasta que amanecí en Oaxaca...

TO BE CONTINUED...



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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.