De la cultura de la queja...


Si al menos el 20% de las quejas contra la política, contra la inseguridad, contra todo lo que nos quejamos, incluyeran una propuesta y/o una acción, dejaríamos de ser tomados como niños berrinchudos, y aquellos que están arriba dejarían de pensar: "Déjalo llorar, ya se cansará y se dormirá".

El problema es que hemos hecho de las quejas parte de nuestra cotidianidad; nos quejamos absolutamente de todo: si hace frío, si hace calor, si llueve, si no, si el Presidente dijo, si no, si aquello, si esto, si lo otro... Y el problema en realidad no es nuestro incontable y creciente número de quejas; el problema es la inmediatez de las mismas, la visceralidad, nuestra mala memoria y sobre todo, nuestra incapacidad para proponer.

Cuando en el trabajo alguien nos carga la mano, cuando nos piden hacer "más de la cuenta", la queja es inminente. Sin embargo, nosotros, millones de mexicanos, pretendemos dejar no sólo las decisiones si no la resolución absoluta de los problemas en los hombros de unos cuantos, que para nuestra mala fortuna, han demostrado no estar precisamente enfocados en resolver mucho. 

Nos escudamos bajo el "Es su trabajo. Le pago de mis impuestos". Y sí, es su trabajo, es cierto, pero es su trabajo sobre NUESTRO país. ¿O eres de los que manda a sus hijos a la escuela esperando que los maestros te hagan toda la chamba de educarlos? 

Este síndrome de adolescencia general, en el que nos da por exigir y exigir creyéndonos merecedores e inmortales, nos ha llevado a vivir en la inconformidad con todo lo que nos rodea. Hemos olvidado que somos parte de ese mismo TODO. El Presidente no es más que la cabeza de un equipo formado por millones y millones de personas entre las que se incluyen los que se van por el camino fácil y los que como tú y yo nos despertamos todos los días para trabajar y aportar algo. 

Apuesto que si en este momento hiciéramos una encuesta preguntando no sólo "¿Por quién vas a votar?" si no "¿Por qué vas a votar por él/ella?", nos toparíamos con la noticia de que más de la mitad de los votantes desconocemos (sí, me incluyo) las propuestas de cada uno de los candidatos. Estamos tan acostumbrados a los medios, a la inmediatez, al me enteré que... que todo queda por encima, "al ahí se va"

La cultura de la queja ha desembocado en el individualismo barato del "Si yo estoy bien lo demás no importa"

Todos los días me topo con quejas y burlas en los muros de Facebook, en el TL de Twitter, en los lugares y reuniones a las que asisto, prácticamente en todos lados... Sí, efectivamente la situación de nuestro país es preocupante, pero lo preocupante no está en quién no está haciendo qué, si no en qué está haciendo cada uno en favor de todos. 

Quizá sería necesario aplicar un "Back to basics" y cuestionarnos cosas tan simples como "¿Tiras basura en la calle?" "¿Platicas con tus hijos?" "¿Cuánto tiempo pasas en familia?" "¿Cuáles son los valores que te rigen?"... en fin, quizá en las millones de respuestas que obtendríamos a esas preguntas esté la gran respuesta que llevamos buscando por años. Quizá todas esas preguntas podrían resumirse en una...

¿Tú que estás haciendo en favor de lo que exiges?

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.