De un recuerdo de infancia...

Corría el año de 1981. Dos mejores amigas viajaban con sus hijas a Acapulco como lo harían varios años seguidos. Una viajaba con dos niñas, la otra con una. Esa una tenía poco más de un año y su mamá insistía en bañarla en bañera de bebé. La otra mamá dijo "Esta niña ya está muy grande para bañera. Pásamela, la voy a bañar en la regadera". Y así fué. La niña sólo gritaba "¡Suéltame, bruja!"

La que hoy escribe estas líneas es de esas personas egoístas que quieren morirse antes que todos sus seres queridos. No le tiene ni la mitad de miedo a su muerte que a la de una de los suyos.

Hoy han pasado 29 años de Acapulco...

Buen viaje, bruja.

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.