Días del Padre.

No tengo varias ni puedo darme el lujo de cambiarlas cada año para felicitarte. Contigo tengo una sola fotografía que resultó ser la muestra inequívoca de que algún día nos quisimos mucho, y para alguien que lo dudó por años, una sola imagen basta. 


Mi manita sobre tu mano y una sonrisa que no miente porque es de niña, demuestran que alguna vez me sentí querida y protegida estando contigo. Hoy que tengo 43, después de tanto trabajo hacia adentro, una sola imagen basta para poder agradecerte por haber hecho lo que pudiste con lo que tenías; gracias por dejarme ser Verónica Gonsenheim, de nombre y de genes. Gracias por mi vida. Haré con ella lo mejor que pueda y esa, nuestra única foto, irá conmigo como uno de mis estandartes cuando dude de dónde vengo y hacia dónde voy.


Yo no sabía, pero te quiero mucho. Feliz Día del padre, papá. 

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Chocolates!

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.