De implosiones y otras salidas de emergencia...
La implosión es el momento más personal que existe.
Llámese así a aquel instante en el que algo duele tanto que ni siquiera es concebible llorar ni gritar; en la implosión uno sigue sonriendo pero la tensión se manifiesta en un extraño dolor de cuello y en un inexplicable vacío entre el pecho y el estómago, el cual provoca muy breves instantes en los pareciera que llega a faltar el aire, lo cual básicamente se debe a que en ese pequeño hueco casi siempre cabe una gran decepción.
Fuera de eso, la vida sigue igual, no mejor ni peor, igual sigue y seguirá porque el resultado de una implosión inevitablemente es la reinvención.
El resultado de varias implosiones es simplemente impredecible, toda una metamorfosis que requiere silencio absoluto, música, agua, sol y tiempo.
*cierra los ojos y no vuelve a lanzarse hacia atrás*
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