De "Antes me mandabas docenas" y más inconformidades...




El ser humano es inconforme así, de fábrica. Si tiene uno, quiere dos, si tiene dos, hace lo posible por tener 3 y así... pongan ustedes el sustantivo que más les plazca después de los números anteriores.


Ya lo dijo sabiamente Natalia Lafourcade en una de sus letras:

"¿Por qué sera, si no lo tienes más lo quieres? ¿Por qué será, cuando lo tienes ya no quieres?"

Pero en términos de inconformidad emocional, y ante la posibilidad de ser abucheada por mi propio género, opino que las mujeres somos LAS MÁS.

Ahora bien, creo que todas las relaciones humanas están asentadas sobre una curva cambiante que generalmente inicia en la cima y acaba donde puede; donde la mezcla de ganas, paciencia y buena voluntad lo permiten. 

En las parejas, la conquista es la primera cumbre de esa curva. Es esa etapa en donde el "cazador" hace lo propio para atrapar a su presa. Es el momento en el que dice y hace todo lo que puede para quedar bien. En el mundo 1.0, habla y en el 2.0, escribe. En dicho periodo, las mujeres solemos cometer el pequeño "descuido" de mal acostumbrarnos al exceso de atención y de atenciones, para, según expertas, pasado el tiempo, descubrir que todo eso se ha ido a Narnia.

Todo este post me vino a la mente después de recordar aquel comercial (que aún no logro recordar qué producto anunciaba) en el que la protagonista le decía a su galancillo la frase que da título a esta entrada. Y fue entonces cuando me pregunté si todas, indiscriminada e inevitablemente, estamos predestinadas a acabar pensando eso en algún momento del tiempo de vida de nuestras relaciones.

Así que en mi investigación con el sexo opuesto, le pregunté al hombre de la máscara de lacre qué opinaba al respecto, y dijo que... si el hombre sólo llena a la mujer de detalles con la única finalidad de llevársela a la cama y luego volverse un ser completamente distinto, sería mejor que se buscara a una prostituta; siendo así, le saldría más barato y no necesitaría invertir tanto tiempo. Ahí se los dejo de tarea para sus criterios. A mí me pareció que tenía los 140 caracteres atascados de razón.

Yo lo que sé es que la mayoría de mis amigas, y yo misma, nos quejamos de la inconstancia; del paso del agua caliente al agua helada. Por lo que mi consejo de hoy es, ¡no nos mal acostumbren!, si lo que buscan es un premio, vayan a la feria y jueguen canicas; si lo que quieren es un simple y llano pero memorable acostón, díganlo y permítanos decidir si les decimos "no, gracias" o los agarramos a besos indiscriminados. 

Pero que no cunda el pánico, no voy a ser feminista de hueva. También creo que nosotras no debemos claudicar en el sútil arte de conquistar al sujeto que nos provoca sonrisas ofensivas, así que ya para irme a (intentar) dormir, yo les digo que... No porque ya l@ tengan, ya es suy@.

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.