Del día del niño y otras reflexiones...


El día del niño y la melancolía que imprime en varios que aprovechamos para sacar del baúl de los recuerdos las fotos de cuando nos sobraba inocencia y no nos faltaban motivos para sonreír  y sorprendernos ante todo. De cuando todo era novedad y todo era mucho menos complicado.

En fin... los niños. Me caen bien por honestos, porque todas sus virtudes están al rojo vivo y muchas veces será responsabilidad de nosotros los adultos que estas se mantengan y no se conviertan en defectos. Me caen bien porque hacen lo que les nace, no más ni menos, y generalmente les nacen cosas bien padres.

Yo fui una niña rara, quizá a quienes me conocen no les sorprenda leerlo jaja... el punto es que hablé antes de cumplir un año y caminé poco después, crecí entre más adultos que niños pero por ser hija única me encargué de rodearme siempre de amigos, algunos de los cuales aún conservo. En los recreos me gustaba darles clases de teatro y hawaiiano a mis amigas y desde que me acuerdo me puse a vender una y mil chucherías. Ya se veía venir mi amor por la docencia junto con mi déficit de atención laboral... 

Me gustaba cantar, bailar, las Barbies y los Nenucos. Entre mis juguetes más preciados estaba una muñeca Geli que me compró mi abuelo por haber sacado buenas calificaciones y que fui a ver miles de veces a un Sanborns antes de que cayera en mi poder. Mi instinto maternal estaba a todo lo que daba jajaja...Y es justo aquí en donde me desvío del tema del "día de" para hablar de eso, del famoso instinto maternal.

En alguna parte del camino, que aún no confirmo si fue cuando fui titular de secundaria o cuando cuidé hijos ajenos, el instinto tal cayó en estado de coma y todo indica que no va a volver a despertar. Hace poco, una amiga a la que visité y mientras veíamos jugar a su chavito me preguntó "¿Y tú cuántos quieres tener?", sin siquiera pensarlo contesté "Ninguno. Gracias", me puso una cara de WHAT que me hizo dudar si le había dicho que no quería hijos o que iba a matar a todos los niños del mundo. Entonces le expliqué mi fiel creencia de que eso de la maternidad/paternidad no es algo para todos, que no es que no me gusten los niños, ¡hasta fui nanny! sino que me parece una responsabilidad ENORME por la que, honestamente, no siento curiosidad. Aunque mi opinión puede parecer muy egoísta, me parece que ya hay muchos niños en el mundo que llegaron a él por accidente y son tratados de la misma manera, y eso sí me parece una de las cosas más injustas y egoístas de este planeta, porque si vas a traer a un chavito al mundo va a ser para hacer todo lo posible por hacerlo una persona tan feliz de ser él mismo que será capaz de hacer felices a otros. 

Ahora bien... la única persona que me ha hecho dudar sobre mi postura ante la maternidad es mi querida Yaya con quien muchas veces me identifico tanto. Me dijo, y repito lo más cercano a la textualidad que recuerdo...

"Vero, yo pensaba igual que tú. Yo no quería tener hijos... (Debo confesar que cuando comenzó a decir eso pensé que escucharía el típico choro de las mamás que dicen "Yo también decía que no quería tener hijos, pero ya cuando los tienes..." Pero no...) pero conocí a G, y uno de los sueños más grandes de ese hombre al que amo era ser papá ¿Cómo no se lo iba a cumplir?" 

ZAZ! PUM!... la verdad es que me dejó callada y pensé que quizá, solo quizá, ese sería mi punto de quiebre, toparme con alguien que me enamorara tanto de él, que me enamorara también de la idea de cambiar de opinión y aventarme a tremenda aventura que definitivamente no voy a vivir sola. Cabe señalar que ahora Yaya es una chulada de mamá de dos chavitos felices, sonrientes y brillantes. Así las cosas, así la magia de los planes de vida en conjunto.

Pero bueno, mientras son peras o manzanas yo no tengo prisa, mi reloj biológico está en silencio  y tendría que pasar algo verdaderamente grande para que comenzara a oírlo hacer tick tack... 

Por lo pronto cierro este post con mi post de hoy en FB. No soy mamá, pero...

Yo digo que a los niños hay que enseñarles dos cosas básicas:
1. A creer en sí mismos
2. A ser agradecidos con los demás
Lo demás, viene implícito. 
¡Feliz día a los niños de la edad que sea!

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.