De por qué está bien ir a las marchas...

Asistí a la marcha contra la inseguridad del 2004. Recuerdo haber caminado por todo Reforma escuchando y leyendo consignas varias. El clímax para mí fue llegar al Zócalo y ver y escuchar a esa cantidad de gente cantar el Himno Nacional frente a la Catedral. Se me puso la piel chinita.

A mis 24 años, recuerdo haber pensado "Pero si somos muchos, ¿cómo es posible que no haya cambios y que no podamos contra los "malos"?

Pasados los años y desde mi muy humilde punto de vista, comprendí que esto de las marchas es meramente un acto simbólico. Que para unos es el espacio en donde manifiestan su impotencia, su repudio a la sangre, su inconformidad (cualquiera que esta sea y de donde sea que provenga); para otros son un escaparate, una oportunidad de politizar todo lo politizable y de sacar (o al menos intentarlo) alguna ventaja de ello. Cada quien ve una marcha con los ojos que prefiere. Yo las respeto, pero sin intenciones de menospreciarlas, digo abiertamente que ya no creo en ellas.

Me parece que de unos años para acá hemos tomado una postura casi adolescente en la que pedimos a gritos un paternalismo gubernamental esperando que un hombre (o dos, o tres) resuelva todos los problemas tan graves a los que hoy en día nos enfrentamos. Nos ha dado por pedir renuncias, por hacer chistes varios y por retar al mismo poder al que pedimos actúe con la fuerza que debe; es decir, nos reímos a las costillas del mismo (o los mismos) al que le exigimos ser superhéroe.

Y claro, por supuesto que estamos en todo el derecho de exigir, por supuesto que podemos manifestarnos en la forma que consideremos más prudente; pero lo que no está bien es caminar por todo Reforma en silencio y arrastrando una bolsa de incongruencias.

Como bien diría @Kayv23, los problemas más graves han comenzado en el núcleo más básico: la familia; y tienen relación íntima con una pérdida de los valores, y eso, no es culpa ni responsabilidad del presidente ni de ningún servidor público.

Está bien ir a una marcha si además como padre te tomas el tiempo de hablar con tus hijos, de saber quiénes son, qué quieren, con quién se juntan; sí les das tiempo de calidad. Está bien ir a una marcha si además tienes más propuestas que quejas, si todos los días te levantas y "persigues la chuleta"; está bien ir a una marcha si además pagas legalmente tus impuestos, si no compras piratería, si en vez de dar mordida asumes responsabilidades; está bien ir a una marcha si cada fin de semana no checas en dónde está el alcoholímetro para poder evitarlo; está bien ir a una marcha si además enfocas positivamente el hecho de ser figura pública (actor, productor, periodista etc) ... y así un gran etcétera. Porque si hemos de exigir gobernantes modelo, no podemos darles ciudadanos de menor categoría. Yo misma confieso que a veces tengo tantos defectos como ciudadana, que serían dignos de organizar una marcha y exigirme más. 

Hay que ponerse a trabajar en lo que a cada quien le corresponde, punto.

Sí, a cada quien lo que le toca. En lo personal estoy aburrida de ver tantas peticiones y tan pocas propuestas. Estamos buenos para quejarnos, con los años se nos ha hecho más fácil, y de la marcha del 2004 a la de hoy, la diferencia es notable: estamos peor.

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.