De La La Land y otras cosas bonitas.
Vivimos tiempos tan en blanco y negro, que La La Land resulta ser una bocanada de aire fresco. Ya con la pura fotografía tiene uno para descubrirse sonriendo varias veces, pero la maravillosa pareja que hacen Ryan Gosling y Emma Stone, las pocas pero precisas canciones, y una historia que le queda bien a más de los que quisiéramos, hacen una combinación que da como resultado una película muy bonita, en toda la extensión de la palabra. Y "bonito" es un adjetivo que nos anda haciendo falta. Bonito, simple, lejos de la soberbia que no tiene que ver con la decisión completamente respetable de que algo te guste o no.
He escuchado comentarios de ambos lados, ambos completamente radicales. Lo dije en Twitter y lo sostengo aquí, para mí (y subrayo con marcador amarillo la palabra "mí"), La La Land es una película redonda. Sé poco de cuestiones técnicas y datos curiosos y/o históricos, pero para esta que escribe, el valor de una película está en las fibras que toca, y esta, por mí, puede llevarse las estatuillas de todas y cada una de las nominaciones con las que ya cuenta.
Ya lo dice la Stone en tremenda canción, tambien nominada, "Here's to the ones who dream", como si fuera una frase introductoria ofreciendo poco más de dos horas de una historia quizá común pero bien musicalizada y a colores, con un objetivo claro y certero para el que traiga ganas de verlo.
La La Land nos recuerda que estamos llenos de escenarios "what-if", que todas las salidas que tomamos nos llevarán por caminos que pudieron haber sido mejores o peores. Todo tiene un precio. En cada decisión hay algo de sacrificio, pero para los afortunados que logran reencontrarse, una mirada larga y cómplice quizá demuestre que aunque todo pudo ser distinto, todo siempre termina estando en donde debe estar.
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