De Relaciones Espejo.



Sucede en relaciones tóxicas y en otras no tan tóxicas, sólo incompatibles. Es algo mucho más común de lo que lo notamos y pasa con mucha más frecuencia de la que hubiéramos deseado. 

Por alguna extraña razón, en algún punto de la vida hay gente a la que le da por hacer a un lado lo que desea encontrar en otra persona, en una pareja. Olvídense de lo físico, de lo banal, olvídense de lo que según las revistas feministas y nuestros amigos "merecemos" y de todos esos discursos hechos que intentan decirnos qué tipo de persona nos toca en la vida según nuestro comportamiento, nuestras virtudes y demás cosas positivas. Simple y sencillamente parece haber en la vida de varios, un momento en el que nos da por creer que debemos adaptarnos a lo que hay y olvidarnos de lo que realmente quisiéramos que hubiera.

Pero para contrarrestar lo anterior, resulta que últimamente me ha tocado ver de cerca el efecto de las relaciones espejo, y he notado cómo, curiosamente,  varias de esas historias vienen del pasado. Las relaciones de las que hablo son aquellas que se establecen con personas que por angas o mangas llegan (o regresan) a nuestra vida y pareciera que cargan con ellos uno de estos instrumentos que nos refleja y de pronto, de la nada, nos recuerda quiénes somos y qué es lo que en realidad deseamos. 

Es posible que la labor sea más sencilla cuando la persona viene del pasado, quizá porque de ser así, es probable que esa persona conserve una idea más pura de nosotros, de nuestros ideales y metas. Pero también sucede con personas nuevas que, a veces incluso sin querer, aparecen para devolvernos la memoria y hasta la fe.

Y la aparición de estos personajes no implica que vayan a quedarse, ni siquiera implica que vayan a convertirse en nuestras parejas; los encargados de cargar el espejo pueden ser seres de paso, pero de un paso firme y que deja huella. (Claro que si la persona está pasando dos veces por el mismo lugar, muy probablemente hará lo necesario para no tener que irse una segunda vez… pero esa… es otra historia).

Y si aún no dejo claro el concepto, piensen si alguna vez, ahora o en el pasado, han vivido una relación que los haya hecho pensar cosas como "¿así que esto era?", "nunca nadie me había tratado así", "nunca me había sentido tan bien/completx/en paz/feliz", etc. 

No hay reglas, no hay requisitos generales para ser la relación espejo de nadie ni tampoco para permitir que alguien lo sea para nosotros. No hay seres perfectos, hay seres realmente compatibles; es cuestión de no perder la paciencia y de abrir bien los ojos para no perdernos de ver nuestro propio reflejo.

La aparición de una relación espejo es un clic, un momento de lucidez, una epifanía que te permite recordar y darte cuenta; y de ese proceso, nadie vuelve intacto.

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.