De "Los Años de los Amantes" de Hugo Marroquín.
El primer capítulo de “Los años de los amantes” habla de un sismo
y Hugo Marroquín no pudo haber elegido
mejor analogía. Así se siente la partida repentina e inesperada de alguien
amado, como un sismo constante, fuerte y, en muchos casos, demasiado largo.
La empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro,
pero desde mi punto de vista, pocas cosas resultan tan balsámicas y
momentáneamente liberadoras como poder ponerte en las letras de otro. Quien haya visto su mundo entero cambiar de color podrá comprender perfectamente una experiencia tan
monocromática como la que se retrata en este libro.
El personaje principal describe paso a paso el rompimiento de una
relación. Nada fuera del otro mundo. Nada que millones de personas no hayamos
vivido no sólo una, sino hasta muchas veces, pero la narración de este
personaje viene desde el fondo, desde lo que uno siente y escucha dentro de sí
ante una situación como esta. Ese paso de lo que creemos real, de todo
aquello que está sostenido por lo que consideramos nuestras “certezas”, al descubrimiento de una
estructura endeble que somos nosotros mismos y que de un día a otro se tambalea
hasta derrumbarse. Sí, como en un temblor.
En los casos más deleznables, y como bien retrata Hugo, el uno se
convierte en un extraño en cuestión de minutos y adquiere una capacidad, hasta
ese momento totalmente desconocida, de romperle el corazón al otro sin miramientos.
Resulta increíble pensar que quien fuera capaz de bajar los escudos y las defensas se
convierta en la misma persona que active todas las alarmas que muy
probablemente seguirán sonando a mediano o largo plazo, todo depende de la
intensidad del temblor.
Curiosamente, un día antes de comprar el libro de Hugo me topé con
un texto propio, escrito en el 2013 y que habla un poco de lo mismo: decir
adiós (http://kokovpuro.blogspot.mx/2013/08/de-postergar-lo-inevitable.html?m=1)
Haber empezado a leer “Los años de los amantes” sólo unas horas después y
haberme bebido sus 132 páginas en sólo dos días, me hizo recordar que aunque
ningún adiós es igual, el camino de los que se despiden luce muy parecido.
El libro de Hugo habla de una guerra, de esas guerras que jamás
habrías querido pelear con ese que al final decide irse. De esas guerras que
tienes que terminar peleando contra él e incluso contra ti mismo para poder
recuperarte, para reencontrar el camino y así volver a encontrar el valor de
arriesgarlo todo... o lo que quede después del terremoto.
“Seguir adelante como en el poema de Margarita Villaseñor “Como si
nada, como si nunca, como si siempre…””
Hugo Marroquín.
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