De... braye


Y me siento frente al monitor con unas ganas incontenibles de escribir sin rumbo, sin tema, sin sentido, sin pies ni cabeza, pensando que quizá es justo así como me siento, como me llevo sintiendo un buen rato. Y me busco en mis letras, y me escondo tras ellas y analizo mis miedos infundados y los que están sobrados de razones y no me encuentro.

Y quiero olvidarme de la puntuación, de la buena ortografía, de la coherencia, del buen decir y mejor maldecir un poco al tiempo, a la falta de coincidencias y a la sobra de todo lo que en este momento no me hace falta y sin embargo ahí sigue.

Y me gusta esto y aquello y este y aquel pero aquel otro me da miedo. Miedo y ganas, pero las ganas ya no son más grandes que el miedo. Y digo y me callo y hago e intento y choco, como aquellos muñecos de pila que chocaban contra la pared una, dos, tres, veces hasta que se caían y había que levantarlos y dirigirlos hacia otro lado. Y cambio el rumbo y voy y vengo y me convierto en una partícula que forma parte de una, de dos, de tres historias y de ninguna.

Y escucho historias ajenas, me sorprendo, para bien, para mal, para ver si todavía puedo. Y me siento feliz y conforme y al mismo tiempo hambrienta y a disgusto. No me queda claro qué me molesta, qué me preocupa, qué vale la pena y qué es una guerra de por sí perdida.

Y es que hay que cuidar lo que se viste y lo que hay adentro de eso y aún más lo que hay más adentro; y hay que preocuparse por una, por todos. Hay que recordar preguntar por los problemas ajenos, por los propios, hay que estar, siempre estar.

Y te pienso y me piensas y a veces sí y otras no tanto y hoy sí pero mañana quién sabe y subo y bajo y me adapto y pienso e intento y tú y nada. Y el nomadismo fugaz, y el siempre no, y el ya me aburrí y el aquí y el ahora que no tienen futuro.

Y suena el teléfono una, dos, tres, veces, muchas veces, varias voces, muchas palabras y ninguna. Y soy de aquí, del momento, de esos brazos que son suyos, "suyos de ustedes" pero en definitiva no son míos.

Y es que si te suelto en qué creo, y es que creo que nadie va a entender este post. Y es que en realidad no importa porque ya acabó.

Comentarios

Chocolates!

Mi foto
Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.