De duelos y realidades...


Cada vez que algo se rompe (la vida, la cotidianidad, las relaciones emocionales, laborales, etc...) solemos atravesar un tiempo de duelo.

Desde mi bloggero y humilde punto de vista, el duelo no es otra cosa que una abstracción personal y momentánea (en la mayoría de los casos) de la realidad y que sirve para re-acomodar las piezas del rompecabezas que se ha desordenado tras el acontecimiento mencionado. 

El duelo se vive con las emociones aún frescas, motivo por el cual éstas se potencializan y muchas veces provocan que quien las experimenta haga/diga/piense cosas que al terminar este periodo, quizá ya no sean tan reales. Siendo el duelo una cúspide emocional como lo son el enojo, la felicidad, etc, se corre el riesgo de actuar de manera visceral. 

Las etapas de un proceso de duelo pueden encontrarse en muchos libros pero me parece que, al igual que todos los procesos humanos, éstas etapas son en realidad subjetivas y contextuales. No todos los duelos se viven a gritos ni todos los duelos se viven en silencio.

El duelo viene de "dolor" y los dolores humanos son tan variados como distintos y complejos. Pensar en un duelo me lleva a imaginar un laberinto personal al que se entra con todos los sentimientos a flor de piel y al ir caminando, éstos se van acomodando en cajas de distintos colores para que al final, cuando por fin se vislumbre la salida, salgas de él sólo con aquello que vale la pena cargar. 

Lo que resulte de este proceso será lo más apegado a la realidad y dependiendo de las circunstancias podrá traducirse en recuerdos, decisiones, resignación, perdón, objetividad, etc... 

En fin, creo que el laberinto es tan necesario como la búsqueda constante de la salida; la luz que se ve al llegar a la misma sólo puede traducirse en una cosa: Reinvención.


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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.