De otro capítulo de Las Aparicio y de aquel Marzo del 98


#Yoconfieso que esta semana me dió por llorar frente a la tele.

Creo que mi personalidad seudo "valemadrista" es un poco contrastante con lo que puede pasar si me pones frente a un programa o una película que me "llegue" y soy tan pero tan cursi de clóset, que puedo soltar el llanto lo mismo con ET que con, en este caso, un capítulo de Las Aparicio.

El capítulo giró en torno a Hernán, un hombre que dedicó su vida a la lucha social, que hizo a un lado a su hija y su vida y que volvió a buscarla 20 años después cuando supo que tenía cáncer de estómago... primer alerta de llanto.

Este capítulo en específico es una despedida general entre personajes, pero mi llanto incontenido vino cuando Hernán se despide de su hija, Mariana y además se escucha en off su "testamento" para ella, en el que le deja una buena cantidad de cosas intangibles; una cursilería, pues! pero para mí representó un flashback fuerte y conciso que me hizo berrear como si nadie me viera.

No suelo hablar de esa historia, pocas veces la he contado y esta no va a ser la excepción. Las cosas que me duelen de a deveras, están bien guardadas bajo llave. Sólo voy a decir que el 9 de marzo del 2008 descubrí lo que en verdad significaba despedirse.

Comentarios

  1. Ay amiga te leo e igual que me paso con ese capitulo casi llor, aunque yo no he tenido despedida alguna, siempre que veo despedidas o se de alguna, me da por llorar. Te quiero

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Chocolates!

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Verónica Gsm
Fanática de la utopía y cursi de clóset. Nómada. Creo en lo que no cree casi nadie y desconfío de aquello en lo que creen muchos. Mi alter ego se llama Violetta. Nunca me he enamorado a medias; me enamoro o no y cualquiera de las dos, se me nota. Algo Facebookera pero muy Twittera. Me gustan las historias ajenas y las frases sueltas. No corro, no grito y no empujo. Terca como mula y aferrada como capricornio. Cuando el mundo se me enreda, camino y si se me pone muy de cabeza, tomo una maleta y me voy a dar el rol. Tengo adicción por los mensajes de texto y/o las visitas inesperadas a deshoras de la noche; por NY, por San Cris, por los "chick flicks", por los libros de Angeles Mastretta y por los chocolates con mazapán de Sanborns. De vez en cuando practico el autoboicot. Escribir es el saco que me cobija y a veces ese saco le queda a alguien más.

Fologüers.